lunes, 5 de enero de 2009

La semilla del odio.

Sesenta años de conflicto en Oriente Próximo, sesenta años alimentando el miedo y sembrando la semilla del odio en cada una de las generaciones que se abren paso en territorio tan hostil. En ocasiones asistimos a periodos de relativa calma, en otras muchas, al horror de la guerra, la muerte y la destrucción. Maldita ironía que hoy, 5 de Enero, millones de niños no quepan en si de gozo por la llegada de sus majestades, y que, en la franja de Gaza, el mejor regalo que puedan recibir miles de criaturas inocentes sea salvar su propia vida, así como la de sus seres queridos.
No resulta nada sencillo, tranmitir con palabras ese sentimiento de impotencia que causa observar los terribles daños que provocan a la población civil, ¡que despropósito!¡Niños que aún no son conscientes del mundo que les rodea, víctimas de un odio que no comprenden!
Si el mundo fuera consciente de lo que es sufrir de esta manera, si cada uno de nosotros fuesemos ese padre, que huye con sus hijos heridos en brazos o esos niños que tratan de entender el porqué de sus heridas, tal vez seríamos más tolerantes y dejaríamos de escuchar palabras que resultan odiosas y chirriantes, como conflicto armado o daños colaterales.
Puede que acercarse a las miserias del conflicto, a la muerte y el horror, por duro que puedan parecer estas palabras, sea la única forma de remover nuestra conciencia y levantarnos de nuestro "cómodo sofá del Estado del Bienestar" para alzar la voz y pedir respeto a la legalidad internacional, justicia y libertad.

1 comentario:

Ignacio Ortiz dijo...

Vaya! para ser el primero has escogido un tema, que ni pintado.

Un abrazo y bienvenido.